Un incremento de un 18% exhibió la cosecha de avellano europeo este 2019, confirmando la tendencia al alza de los últimos años y la performance exitosa del país. Esto según información entregada por Frutícola Agrichile, filial agrícola del Grupo Ferrero, de acuerdo a la fruta de terceros, recibida y procesada en sus instalaciones, sumada a la producción de los campos propios.

La producción de esta temporada se concentró fundamentalmente en las variedades Giffoni, que representó un 56% del total y Barcelona con un 32%. En tanto, un 12% correspondió a polinizantes y otras variedades, entre las cuales la TGL fue la principal.

Más del 60% de la producción del año llegó desde la región de El Maule, que tradicionalmente ha liderado la producción nacional y este año mostró un incremento del 25% respecto a años anteriores.

Sin embargo, el incremento mayor de la producción se registró en las regiones de Ñuble y Bio Bío, donde el crecimiento respecto a la temporada anterior alcanzó el 38%, confirmando estas dos regiones como la tercera zona productiva a nivel país.

Con respecto a la zona sur (regiones IX, XIV y X) el crecimiento respecto al año pasado ha sido más contenido (+2%), con una producción concentrada por más de un 90% en la región de La Araucanía.

Respecto a la calidad de la fruta, los parámetros principales (daño por chinche y moho) se mantuvieron mediamente por debajo de niveles preocupantes, lo que confirma el buen trabajo que están haciendo los productores chilenos y de la constante atención por una producción de calidad.

Con respecto a los niveles de fruta chupada y vanas, se observaron porcentajes mayores en las regiones del sur. A pesar de que no se experimentaron eventos climáticos extremos particularmente fuertes, la temporada se caracterizó por una primavera más fría de lo normal y una sequía excepcional en verano, que afectaron la cosecha del año. En ese contexto de crisis climática, se recomienda a los productores que no cuentan con sistema de riego en su huerto, encontrar la manera de hacer frente a la demanda hídrica del cultivo en periodos críticos, para así evitar pérdidas importantes al momento de la cosecha.